martes, 9 de octubre de 2012

The Woman Who Dived into the Heart of the World by Sabina Berman – review

 
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The Woman Who Dived into the Heart of the World by Sabina Berman – review
Mexican writer Sabina Berman's debut novel about a woman with autism glows with charm and assurance
  1. The Woman Who Dived into the Heart of the World
  2. by Sabina Berman
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  1. Tell us what you think: Star-rate and review this book
This exhilarating debut novel by Sabina Berman – the Mexican playwright, screenwriter and poet – is narrated by Karen Nieto, a woman with autism (who calls herself "Me"). But it is emphatically not a Latin American rehash of Mark Haddon's The Curious Incident of the Dog in the Night-Time. Berman's book glows with its very own enticing charm and assurance. Her portrayal of Karen is alluringly perceptive on many aspects of the autistic condition – echolalia, the quest for sensory arousal, an inability to lie or to understand metaphors. At the same time, the book can be seen as a hymn to "neurodiversity" – the notion that people on the so-called higher-functioning end of the autism spectrum are different, rather than disabled, and are capable of great contributions to society. Karen feels pride in her diagnosis, which she calls "the first diploma I'd ever received in my life"; her gifts bring her success. The gripping plot features international intrigue and kidnappings but there are also memorable characters, poignant dialogue and more cerebral satisfactions – such as Karen's hilarious and touching explanation of her preference for Darwin over Descartes.
 

Aplauden en Alemania novela de la mexicana Sabina Berman

La escritora y poeta mexicana, Sabina Berman. ARCHIVO
  • La escritora es galardonada con el Premio LiBeratur en Frankfurt
  • Se trata de ''La mujer que buceó dentro del corazón del mundo'', la cual fue destacada por abordar un tema ecológico y luego uno filosófico que hace pensar
BERLÍN, ALEMANIA (14/SEP/2012).- La novela de Sabina Berman explora caminos nuevos y se sale de lo habitual, es literariamente convincente; Desde el punto de vista del lenguaje es excelente y la temática es nueva y desconocida, declaró Michi Strausfeld.

En entrevista Strausfeld, de la casa editorial alemana Fischer, una de las mas grandes e importantes de Alemania, destacó la manera en que la autora aborda el tema ecológico, a partir de la pesca del atún, luego un tema filosófico que hace pensar. "Todo eso es muy original y está en una sola novela. Me parece admirable y ha logrado muy buenas críticas en la prensa alemana".

Sabina Berman, en conversación en Berlín, contó que Michi Strausfeld, quien es una figura legendaria en la Literatura alemana por haber sido quien introdujo a los latinoamericanos a este territorio (alemán) con gran éxito, se puso en contacto con ella y la invitó a publicar en alemán "La mujer que buceó dentro del corazón del mundo".

Convirtiéndose así en la primera vez que Berman publica en Alemania. "Es la historia de una mujer que se relaciona mejor con los atunes que con los seres humanos. Es el arco de su historia", comentó.

"Se convierte en una pescadora internacional, y en cierto momento dice: oye, hay un problema en lo que estoy haciendo. Estoy trabajando para los seres humanos en la matanza de atunes. No lo voy a hacer mas", anotó.

En el camino, agregó, nos va mostrando cómo nos vemos desde el punto de vista de alguien que es distinto de nosotros por su entrenamiento.

"¿Como nos vemos?, como animales encerrados en una burbuja de palabras, continuamente pensando en lugar de estar en la realidad, continuamente descifrando la realidad como si fuera un misterio, siendo que la realidad es", dijo la autora.

Detalló que se trata de una novela muy cómica, "yo me reí mucho al escribirla, porque siento que es una visión correcta y que así de graciosos somos vistos desde afuera de la burbuja".

En la publicidad de Fischer en alemán dice: "nos sumergimos con Karen y constatamos que el ser humano no es el que mantiene unido al mundo en su núcleo mas profundo". ¿Qué es entonces lo que lo une?. "La vida, contesta Sabina Berman, esa energía que llamamos la vida".

"Creemos que nosotros mantenemos unido al planeta y si desaparecemos ninguna especie nos va a extrañar ..., bueno, tal vez los perros. No lo mantenemos unido, lo golpeamos bastante".

Respecto al contacto con su traductora al alemán, Angélica Ammar, dijo, no tuvimos mucho contacto "me habrá mandado tres mails preguntándome precisiones como: "cuando dices tambo te refieres a estas latas de dos metros de alto?", y nada mas.

En su oportunidad, Angélica Ammar, quien está en Barcelona, informó que estuvo en contacto con Sabina en referencia con algunas cuestiones técnicas justamente, y "que ha sido un trato muy amistoso y abierto, todo un placer".

"El punto interesante en la novela de Sabina Berman me pareció sobre todo la voz narrativa, bastante inusitada. Una niña autista que piensa las cosas desde un ángulo completamente diferente, lo que también conlleva un estilo y un tratamiento de las palabras muy particular".

Afirmó que "igual que lo hizo Sabina en español, me tuve que preguntar constantemente qué palabra utilizaría esa persona, cómo se expresaría en alemán una niña con esa biografía, para que sonara verídico y no como una construcción artificial".

Angelica Ammar ha traducido al alemán a otros autores latinoamericanos, entre ellos, a Sergio Pitol, Mario Vargas Llosa, Eduardo Galeano, Santiago Roncagliolo y Gioconda Belli.

Sabina Berman participa en estos días en el Festival Internacional de Literatura de Berlín, que en esta ocasión tiene como tema central a Europa, vista con los ojos de literatos y poetas de todo el mundo.

Sobre como ve Sabina Berman a la Europa de la segunda década del nuevo milenio, dijo, "a mí me parece útil que yo centre mi observación de Europa en un tema urgente que es la guerra contra las drogas y hable sobre eso: 34 millones de europeos consumen mariguana o cocaína como parte de su estilo de vida, y no son perseguidos por la policía".

"A la gente del público presente les pedí que levantaran la mano quienes consumían esos estupefacientes regularmente. Levantaron la mano el 60 %. Luego les pregunté si habían tenido problemas con la policía al respecto. Y la respuesta fue: ni una sola vez".

"Les dije: ustedes son responsables de que el tráfico de mariguana y cocaína sea criminal y muy atractivo económicamente, y mi país es el que está atrapado en esa pinza de hipocresía europea y norteamericana", señaló.

La escritora y dramaturga mexicana considera que hablar de eso en la propia Europa es importante porque "es el único lugar del planeta donde el tema de la responsabilidad tiene un efecto real".

"Y dentro de Europa, probablemente en especial Alemania, donde la palabra Ética sí tiene un peso, donde se toman decisiones de gobierno por razones éticas, lo que me parece una de las mayores alturas de la civilización".

La novela de Sabina Berman lleva ya un año en el mercado alemán y ella considera que la traducción fue buena porque ya ganó un premio en este país.

Se trata del Premio LiBeratur (rpt: LiBeratur), que recibirá personalmente en Frankfurt el próximo 7 de octubre. El galardón lo otorga cada año la asociación alemana del mismo nombre a escritoras mujeres de Latinoamérica, Asia y Africa.

La decisión parte de los lectores en Alemania así como de un jurado compuesto por escritores, editores, libreros, y especialistas en Literatura.

El título del Premio -LiBeraturpreis- hace alusión tanto a la Literatura como a la Libertad, y se entrega el domingo antes de que arranque la Feria Internacional del Libro en Frankfurt porque ya en esos momentos la atención internacional está centrada en el mundo literario.

Ingeborg Kaesmer, directiva del Premio LiBeratur, dijo en Frankfurt que la citada asociación se interesa por los libros que giran en torno a las condiciones de vida en los países del mundo en desarrollo.

"Los libros invitan a conocer otra cultura, a revisar las ideas propias sobre esos países y a cambiarlas, a reajustarlas. El contacto con esas realidades se logra a través de la Literatura de forma accesible", apuntó.

"Las mujeres perciben de otra manera esas realidades", dijo, "y el premio ha logrado en los últimos 25 años proyectar otras facetas de esos países. "Sabina Berman logró en su novela reflejar lo anterior. Por eso le dimos en Premio".

De acuerdo a las palabras de Sabina Berman, la faceta de la realidad mexicana que proyectó en su libro es "la sociedad de consumo y de ganancia, y el absurdo, que nos condenan a estar atrapados en una esclavitud de las palabras y de la ganancia".

Tres días después de recibir el Premio LiBeratur en Frankfurt, Sabina Berman presentará "La Mujer que buceó dentro del corazón del Mundo" en la Feria Internacional de Libro en esa ciudad y dará lecturas sobre éste, las cuales serán organizadas por la Editorial alemana Fischer.

Conaculta felicita a la escritora Sabina Berman por obtener el Premio LiBeratur

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http://www.conaculta.gob.mx/sala_prensa_detalle.php?id=23003


13 de septiembre de 2012
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cuadro blancoConaculta felicita a la escritora Sabina Berman por obtener el Premio LiBeratur
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Comunicado No. 1953
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***El reconocimiento le será otorgado en el marco de la Feria del Libro de Fráncfort, Alemania, por su novela La mujer que buceó dentro del corazón del mundo


El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes felicita a la escritora y dramaturga Sabina Berman por obtener el premio LiBeratur, el cual le fue otorgado por su novela La mujer que buceó dentro del corazón del mundo.
La notificación de esta presea se le dio durante su participación dentro del Festival Internacional de Literatura de Berlín, en donde es la única representante de las letras latinoamericanas.
El fallo del jurado indica que La mujer que buceó dentro del corazón del mundo realiza una “descripción precisa de la lógica del consumo y la explotación de la sociedad, lo cual Berman logra sin señalamientos moralistas".
El premio le será otorgado en octubre próximo en el marco de la Feria del Libro de Fráncfort, Alemania, uno de los eventos libreros con mayor prestigio en el mundo.
Nacida en 1956, Sabina Berman ha sido premiada en varias ocasiones: Mariposa (Premio de Poesía Pluridimensional Juguete, 1974); Ocho cuartos igual a dos humores (Premio de Poesía Pluridimensional Máscara, 1975). En 1975 le fue otorgado el Premio de Cuento Latinoamericano convocado por el Año Internacional de la Mujer.
Entre sus obras galardonadas destacan Yankee, Herejía y Rompecabezas, premiadas por el Instituto Nacional de Bellas Artes. Además, La Tía Alejandra le valió el Ariel al mejor guión, otorgado por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas.
Asimismo, ha explorado la literatura para niños en donde destacan Caracol y Colibrí; Un árbol de humo y La maravillosa historia del niño pingüica, de cómo supo su gran destino y comprobó su grandeza y Los ladrones del tiempo (adaptación de la novela Momo, de Michael Ende).
Sabina Berman, quien estudió dirección teatral en el CADAC, ha escrito, entre otras, Yankee (1976), Águila o Sol (1985), El suplicio del placer (1985), Muerte Súbita (1988), La Grieta (1990) y La Guerra culta (1991). El FCE publicó Puro Teatro, que reúne once obras de la autora.
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México / Distrito Federal

Última modificación: 13 de septiembre de 2012 - 18:16 por la Dirección General de Comunicación Social

lunes, 2 de julio de 2012

Nexos Julio

01/07/2012
La reconstrucción del laberinto
Sabina Berman ( Ver todos sus artículos )
La verdad es una empresa humana. En cambio, la realidad está ahí afuera de la burbuja del idioma, existiendo en su dignidad inapelable. La verdad es el apalabramiento justo de la realidad. La última frase es de Aristóteles.
 
En 1950, luego de vivir en Europa, Octavio Paz publicó su célebre crítica sobre la “esencia de la identidad mexicana”, El laberinto de la soledad, entre cuyas páginas más citadas están aquellas que tratan de la relación del mexicano con la verdad. El idioma, inventado originalmente para que un grupo humano alcance una verdad que lo cohesione, el mexicano lo usa para no decir, escribe Paz. El mexicano apalabra para ocultar la verdad. Enmascara con palabras porque teme a lo real. Lo real indecible siendo que el mexicano participa en una sistema de convivencia de una crueldad primitiva: un sistema dividido entre poderosos y sometidos, chingones y agachados, que el mexicano prefiere velar con prosa civilizada.    

De ahí que el mexicano no establezca vínculos confiables con sus semejantes. De ahí su condena: cada mexicano habita un laberinto de soledad.
reconstrucción
En el año 2000 pareció que era pertinente guardar El laberinto… de Paz en los estantes altos del librero. Iniciábamos como sociedad una escapada de la ley del más fuerte y de la mentira, un viaje hacia la democracia y el aprendizaje colectivo de los usos de la verdad.     

No es casual que a partir de entonces los tirajes de la prensa, ahora desasida del control gubernamental, aumentaron geométricamente. No es casual que la radio dejó de ser un medio musical para convertirse en un medio parlanchín, de noticiarios y mesas de debate. No es causal que la televisión multiplicó sus programas de bla bla bla. En tanto la nueva tecnología inauguró espacios virtuales donde todo podía expresarse sin control ni censura.

Por fin la palabra adquirió en México valor y su uso auguró una nueva etapa donde la verdad regiría la convivencia. La investigación periodística delataría los abusos del poder. El poder se ajustaría al rigor de la verdad confesable. La verdad nos vincularía como otrora la mentira nos separó. Y por medio de la conversación pública llegaríamos a mejores verdades nacionales. Verdades más amplias donde nuestra diversidad cupiera entera.

Por el año 2006 un joven novelista, Jorge Volpi, anunció el fin de la relevancia de El laberinto de la soledad. En un artículo publicado en la revista Proceso, ironizó sobre la idea de Paz de que existía “una esencia mexicana”. No la había, afirmó Volpi. No había algo fijo en el ser mexicano. Estábamos cambiando, estábamos en evolución, ser mexicano volvía a ser, como nunca en un siglo, una aventura, un estado de flujo.

Pero el entusiasmo por la verdad se toparía con sus límites. Una vez que los ciudadanos y una parte significativa de la prensa se acostumbraron a decir, a escribir, a leer y a discutir la verdad, notaron que el país carecía del entramado judicial para que la verdad tuviese consecuencias. No teníamos un sistema de justicia confiable, que castigara los actos antisociales. Lo peor, no teníamos una clase política dispuesta a construir ese entramado que acotaría sus propios privilegios.

Los escándalos de corrupción sin consecuencias se acumularon y se acumuló la frustración ciudadana. ¿De qué sirve la verdad si la verdad no se transforma en justicia, y así mejora la vida del grupo?

Cuando el presente no inventa nuevas formas para viajar al futuro, el pasado y sus formas regresan para llenar el vacío. Y así, suavemente, la cultura de la mentira volvió a marcar su estilo en nuestra vida pública. El lenguaje del poder volvió a separarse del de los ciudadanos y a inventar un país paralelo hecho de palabras, de aire. Los discursos del presidente panista volvieron a sonar ajenos a lo que los ojos nos informaban. Los chingones volvieron a quedarse hablando entre sí en su estratosfera. Los medios masivos de comunicación volvieron a sujetarse al poder, por cierto que no por una tierna nostalgia de su control, sino en pactos comerciales. Te doy tanto, tanto dices en mi beneficio.

Cuando escribo esto, en junio de 2012, a tres semanas de que terminen las campañas de los candidatos a la presidencia, el candidato que más tiempo-aire compró en los medios masivos de comunicación se perfila como el ganador.

Es una derrota social. Una derrota de nuestra fe en la verdad. De ganar, en efecto, el candidato que mejor aprovechó las medias verdades de la propaganda, habrá que arrimar al librero la escalerilla y bajar El laberinto de la soledad de las repisas altas. Volverá a ser vigente porque la mentira volverá a ser la forma predilecta de no comunicarnos entre nosotros. La mentira volverá a ser el disfraz que el poder emplee en su trato diario con los gobernados.

O no. 2012 no es 1950. Ahora, como entonces no, el presidente priista se topará con una mitad de la población educada ya en las virtudes de la verdad. Lo intuyen los jóvenes universitarios: la defensa de la verdad en el idioma será la trinchera de resistencia este sexenio ante un presidente, que si es fiel a su propio origen, querrá enmascarar lo real.

Ya transita en Twitter el código estudiantil contra la mentira. Abuchear cada afirmación interesadamente falsa. Interrumpir el relato eufemístico con silbidos. Apagar la televisión y la radio cuando encubran en lugar de revelar. Registrar con el iPhone y el iPad los hechos y esparcirlos por las redes sociales.

Figuradamente, reventar la reconstrucción de los muros del laberinto de la soledad.

Nexos

   El affair
01/06/2012
El affair
Sabina Berman ( Ver todos sus artículos )
La oficina del último piso de un rascacielos, de una elegancia minimalista. Un escritorio grande de cristal, una sala de dos sofás y un sillón. Hay varios teléfonos. Tres en el escritorio y tres en una mesita baja, entre los sofás. Hay un largo cojín de seda hindú en un sofá. Visible, la entrada a un vestidor. Antonio tiene 58 años, una melena de cabello blanco, un vigor y una apostura que llenan el espacio. Miky tiene 42 años, usa lentes, es a-tlética, va en un traje de pantalón y saco. Siendo ésta una comedia romántica, cabe aclarar que no es el estereotipo femenino de ese género dramático: no es una belleza, pero le tiene sin cuidado, y se comporta como si fuera dueña del mundo.

ESCENA 6, del primer acto.

ANTONIO: Fui al hospital. Me hice mi chequeo anual, como exigen “ellos”: el Consejo. Bueno, tengo una enfermedad. Grave. “Ellos” lo supieron al mismo tiempo que yo, los resultados del chequeo anual se los envían. Y ahora, debo...

MIKY: ¿Grave?

ANTONIO: Ahora debo elegir a mi sucesor en la Dirección.

MIKY: ¿Qué tan grave?

ANTONIO: Así es el procedimiento: primero debo elegir dos candidatos. Evidentemente te considero a ti. Y a Beteta. Y a continuación debo avisarles que inicia el periodo de...

MIKY: Competencia.

ANTONIO: No es exacto. Dame otra palabra.

MIKY: Tiro al blanco.

ANTONIO: De diferenciación —diferenciación— entre ambos. De auscultación. Exhaustiva. Por eso, naturalmente, pidieron los expedientes de ambos.

MIKY: Al Cisen o a la Interpol.

ANTONIO: A un buen periodista. Estamos en un periódico.

MIKY: ¿A quién?

ANTONIO: ¡No te pierdas en detalles, Miky!

MIKY: Perdón.

ANTONIO: El periodo de observación de los dos candidatos debería durar, idealmente, medio año, pero siendo que no estoy bien y que probablemente estaré peor. No puede durar tanto. Y no hace falta: los he visto trabajar de cerca durante varios años, a los dos, así que tomaré la decisión pronto y la pasaré para su aprobación al Consejo.

MIKY: ¿Qué tan pronto?

ANTONIO: Antes de que acabe el año. En dos o cuatro días.

MIKY: Eso es pronto.

ANTONIO: La intención es que el nuevo director pueda empezar a ejercer su liderazgo en enero, y yo pueda estar a su lado un par de meses. Ojalá. Para asesorarlo. Ahora, volviendo al procedimiento: el líder más fuerte ocupará la Dirección y el otro recogerá las cosas de su escritorio y tendrá que irse.
MIKY: Irse.

ANTONIO: Ése es el procedimiento que acordé con el Consejo, y es un buen procedimiento. Es justo despejarle el espacio al nuevo director. Dejarlo en libertad de elegir sus dos subdirectores, el de Información y el de Investigación.

MIKY: ¿De qué estás enfermo?

ANTONIO: No. No. No, Miky. ¡No!

MIKY: ¿Qué no?

ANTONIO: Mi única duda sobre tu capacidad para dirigir es ésa.

MIKY: ¿Cuál?

ANTONIO: Te excluyes. Te pones a un lado.

MIKY: ¿Cómo me pongo a un lado?

ANTONIO: No sé cómo. Ojalá supiera para entrar con un desarmador a tu relojería mental y desmontarte ese mecanismo que.

MIKY: ¿Qué mecanismo?

ANTONIO: El mecanismo del… llamémoslo así: el mecanismo del sacrificio.

MIKY: ¿El mecanismo del sacrificio?

ANTONIO: Te sacrificas. Te hablo de la Dirección que muy probablemente podrías ocupar tú y tú me preguntas sobre mi enfermedad. ¿Qué quieres saber de mi enfermedad? Es una puta enfermedad mortal. ¿Satisfecha?

Un silencio penoso para ambos.

MIKY: ¿Hay una cura?

ANTONIO: Depende.

MIKY: ¿De qué?

ANTONIO: Mañana el médico me enviará los resultados de mis análisis y su pronóstico. En todo caso, para tratar de curarme, o para agonizar, debo dejar la Dirección. ¿Qué opinas de Beteta?

Silencio. Miky tiene dificultad en hablar.

ANTONIO: Miky.

MIKY: Beteta es...

ANTONIO: Sí: es.

Otro silencio. Antonio mira su reloj de pulsera.

ANTONIO: Tengo... no más de 10 minutos para que me hables de Beteta y luego de tus propios méritos.

MIKY: Entonces... acudiré a la brevedad. Técnicamente, es un enano.

ANTONIO: Es bajo de estatura. Aunque no un enano.

MIKY: Según los catálogos médicos, todo adulto entre el metro y el metro y medio califica como enano.

ANTONIO: Yo creo que mide más de un metro sesenta.

MIKY: Lo sobreestimas.

ANTONIO: Está bien. Es un cuasienano.

MIKY: Pero con las mangas del traje siempre demasiado grande y el nudo de la corbata que se le ve enorme, se ve como un enano absoluto.

ANTONIO: Háblame de algo sustancial, Miky.

MIKY: Esa es la sustancia de su vida. Vive dedicado a que nadie se atreva siquiera a pensar que es lo que es: un enano.

ANTONIO: El síndrome Napoléon.

MIKY: Que destruyó Europa y luego su propia patria, Francia.

ANTONIO: Miky, por favor.

MIKY: Está bien. Lo respeto. La información se mueve rápido y seguro bajo su férula de dictador.

Todo mundo tiembla cuando la puerta se abre en la oficina general y lo sienten entrar, y hay sollozos cuando por fin confirman que ahí está, en efecto, oculto tras un escritorio, y levanta la mano así. ¡Hola! Que es casi así. ¡Heil! Lo respeto.

No lo estimo, no me gusta el ambiente de miedo de su departamento: no me gusta que espolee a su gente para que ganen a cualquier precio la noticia y no me gusta que despida cada año al 20% de sus reporteros. Pero lo respeto, al puto enano terrorista.

(Un latido.)

¿Su expediente menciona los micrófonos que plantó?

ANTONIO: Confesó en su momento. Se disculpó.

MIKY: ¿Se disculpó? El espionaje es un delito que se castiga con cárcel. Tres kilos de evidencia perfectamente incontestable se presentaron al Consejo... para fundirlo.

ANTONIO: ¿Y quién reunió y presentó esos “tres kilos de evidencia para fundirlo”?

MIKY: Yo.

ANTONIO: ¿Y quién cerró el asunto para que ni un gramo de esa evidencia saliera de este edificio?

MIKY: Tú.

ANTONIO: El escándalo hubiera desprestigiado a toda la institución.

MIKY: No si nosotros le hubiéramos cortado la cabeza.

ANTONIO: No creo en cortar una cabeza por un solo error, en especial si el error ocurrió por exceso de celo. Pero para tu tranquilidad: sí consta en su expediente.

MIKY: Bueno, confío que plantar micrófonos es más vistoso que ser muy sociable fuera de horas de trabajo.

Antonio no responde. Ve su reloj.

ANTONIO: Háblame ahora de ti. ¿Qué pasa?

MIKY: Nada.

Ella lagrimea.
Él se pone en pie y va a pararse ante el ventanal.
Ella lo mira, desde atrás, con una nostalgia anticipada.


ANTONIO: Qué extraño paisaje. Está granizando, contra el cielo naranja... Granos de hielo blanco contra un cielo color de fuego. Paisaje: no es la palabra justa. Paisaje supone una extensión de país, de terreno. Dame otra palabra que implique una extensión de cielo.

MIKY: … No hay esa palabra. En español no. En inglés es: skyscape.

ANTONIO: … Sky escape.

MIKY: Soy una jefa inspiradora.

ANTONIO: Para de llorar antes de hablar.

MIKY: Cuando lloro pienso mejor, es parte de mis talentos. Como parte de los tuyos que puedas estar muriéndote de dolor y sigas en esto de la sucesión.

ANTONIO: No. Es curioso: es una enfermedad mortal que no duele, sino por momentos. Entonces tomas una pastilla y se esfuma toda molestia. “Eres una jefa inspiradora”, decías...

MIKY: En los cinco años que he ocupado la Subdirección nuestras investigaciones han ganado cada año premios, por su riesgo al adentrarse a temas inéditos. Sé liderar abriendo la creatividad del grupo y creando sinergias horizontales.

ANTONIO: ¿Quieres saber lo que Beteta dice de ti?

Miky: Sólo si tú me lo ordenas.

ANTONIO: La rotación de 3% anual en tu planta de periodistas delata que eres la Madre Teresa de Calcuta.. y ahí deberías estar, en un convento en Calcuta. Silencio. Estoy hablando yo. Tiene otro porcentaje interesante sobre ti. De las ideas que se han implementado los últimos cinco años en el periódico, sólo 5% son tuyas. No hablas en las juntas editoriales, dice Beteta. Y cuando hablas no completas las ideas.

MIKY: Hijo de puta. Él es el que me quita la palabra. Él es el que se me adelanta.

ANTONIO: Y tú lo dejas pasar.

MIKY: Cierto, sólo el 5% de las ideas que se han implementado son mías, pero he apoyado el 90% de las ideas ajenas que han resultado exitosas, porque sé escuchar, y sé colaborar, como el enano no. Por ejemplo: en lugar de competir contra nuestra edición digital, como él lo hizo cuando se abrió, he enriquecido sus ventajas, con versiones más amplias de los textos, material de video y actualizaciones cada 10 minutos. El resultado: ahora tenemos más lectores en internet que en papel.

ANTONIO: Los dos son subdirectores… pero tú le cediste a él la primogenitura.

MIKY: Si así lo ves, perdón.

ANTONIO: ¿Perdón de qué?

MIKY: De que te parezca que le cedí la primogenitura.

ANTONIO: Deja de pedir perdón. ¿Sabes cuántas veces cada hora pides perdón? Unas 15 veces. Sólo digo que así eres percibida: la subdirectora que coopera, mientras él es el subdirector que manda.
(Tras un latido.)
Necesito tus propuestas para el futuro del periódico el lunes en mi correo.

MIKY: De acuerdo.

ANTONIO: Te pido completa discreción.

MIKY: Sí.

ANTONIO: Otra indicación. Más bien, un consejo. Si tomas alguna idea de algún subalterno para tus propuestas no tienes por qué atribuirle crédito.

MIKY: ...

ANTONIO: Para algo es tu subalterno. Tu “yo” alterno: tu otro yo, debajo de tu mando. Y trabaja en ¿cómo decirlo? No sé si puedas logarlo en un tiempo tan corto, pero en estos días que siguen, en los que estaremos, necesariamente, en contacto, ojalá pudieras prescindir de tu disposición a nivelar el campo de juego, a quedar parejos, a conciliar. Olvídate de tu don para la horizontalidad: debes querer la verticalidad. Y querer ocupar la cima de la verticalidad.

MIKY: Sí.

ANTONIO: ¿Sabes por qué la oficina del director está en el piso más alto?

MIKY: Para estar más cerca de Dios.

ANTONIO: Porque es el dios de la estructura. Y es su obligación serlo. Sólo hay algo peor que un director que toma una decisión equivocada: una organización que no tiene un director que tome una última decisión.
(Un latido.)
El poder es vertical, en el mundo como es, mi pequeña filósofa. En otros mundos posibles podría no serlo; pero en este mundo, lo es. Donde el poder es parejo hay fricción e inestabilidad, donde es vertical, no hay fricción.
(Un latido.)
Bueno, ahí está la encrucijada que necesitabas: o la Dirección o te embarazas y tienes un hijo.

MIKY: ...

ANTONIO: Y Miky...

Mientras Antonio marca en su celular se sienta en el borde del escritorio. Cruza los tobillos y con el celular en la oreja dice:

ANTONIO: Si no luchas por esta oficina como si fuera por tu vida....

MIKY: ...

ANTONIO: No tienes los tamaños para ocuparla.
(Al teléfono, y rompiendo la pose:)
Ricardo: pasa por mí frente a la puerta principal. Llama al piloto y dile que vamos rumbo al aeropuerto.
(Cuelga. Mientras guarda su libreta en su portafolios:)
Toma testosterona, Miky.

MIKY: ¿Qué?

ANTONIO: Es un consejo. La venden en las farmacias. En presentación de gel.

MIKY: Testosterona.

ANTONIO: Te necesito con más pelotas: más agresividad: más testosterona: menos mecanismos horizontales y más verticalidad. Mira, acá tengo testosterona.
(Le da un sobrecito de aluminio.)
Se unta en el abdomen y toda la cintura. Pero después de untarla hay que lavarse bien las manos.

MIKY: ¿Por qué?

ANTONIO: Te crecen en los dedos vellos negros y largos. Ahora vuelvo. Voy a cambiarme la camisa. Espérame y bajamos juntos a la calle.

MIKY: Sí.

Antonio entra al vestidor. Miky mira con curiosidad el sobrecito de testosterona. Luego mira hacia el vestidor, donde en un espejo alcanza a ver reflejado a Antonio: se está quitando la camisa. Su torso es ancho.

Le gusta a ella. Su torso ancho.

Luego Miky rasga el sobrecito. Se alza la camisa para untarse el gel en el abdomen y toda la cintura.

Antonio sale del vestidor abotonándose una camisa sport de cashemere. La ve desde la espalda con la camisa subida. No dice nada, guarda la mano en la bolsa de su pantalón y la mira.

Le gusta. Le gusta su espalda.

jueves, 3 de mayo de 2012

Mi artículo en Nexos mes de marzo

01/03/2012
Josefina y las mujeres
Sabina Berman ( Ver todos sus artículos )
Recién Josefina Vázquez Mota ganó la candidatura panista a la presidencia de la República, este febrero, se soltó la avalancha de preguntas relacionadas con el género.
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Recién Josefina Vázquez Mota ganó la candidatura panista a la presidencia de la República, este febrero, se soltó la avalancha de preguntas relacionadas con el género. ¿Está México listo para tener una presidenta? ¿Se diría presidente o presidenta? ¿Importará en la contienda que Josefina sea mujer? ¿Votarán las mujeres por una mujer sólo porque es mujer? ¿El machismo permitirá que una mujer habite en Los Pinos?
Josefina
Los dos memes reiterativos siendo Josefina y Mujer. Sólo faltó la pregunta que los podría haber reunido con menos palabrería intermedia: ¿Josefina es mujer?

Bueno, en la avalancha de preguntas está la respuesta. Por supuesto importa. Y porque sinceramente aún no se percatan de su error, o porque les urge disipar esa importancia, los adversarios políticos de Josefina contestaron a los preguntadores de la prensa en contra de la evidencia.

No, no importa que sea mujer, importa su proyecto (Cuauhtémoc Cárdenas). Yo no creo que el género sea ventaja o desventaja, sino más bien lo que plantees y tu trayectoria (Marcelo Ebrard). Respeto a la señora como mujer, no como política (AMLO). Las mujeres mexicanas son inteligentes y saben que Josefina es más de lo mismo (Pedro Joaquín Coldwell).

Una papa caliente la cuestión del género de Josefina, los políticos la contestaron lanzándola rápido y lejos, sin responder a la pregunta que al menos a ellos les es esencial.
¿Importará en la contienda que Josefina sea mujer?
De nuevo, por supuesto que importará, y mucho.


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En México nos deben a las mujeres un buen trozo de poder, si es que esto es una democracia. En 1990 las mujeres fuimos ya la mayoría de egresados universitarios, el 51%, y a pesar de que 22 años después seguimos siéndolo, nos encontramos en las antesalas del poder, en el peldaño de abajo, en la espera de la verdadera equidad de la distribución del dinero y el poder social.

Entre las cien empresas mayores mexicanas hay sólo tres directoras. Una es extranjera. Otra es hija del dueño original de la cervecera. La tercera es la viuda del fundador del consorcio. En los gabinetes suelen ser dos las personas con faldas, salvo en los gobiernos de la ciudad de México, donde han llegado a ser la mitad. En los consejos de administración de las empresas o de toma de decisiones culturales suele haber dos mujeres. No hay una directora de una televisora. Hay una única directora de periódico.
La misoginia opera en la cultura de nuestro país día a día. Es un tema que irrita a los hombres pero que a las mujeres nos incendia.

Algo nos debe la sociedad. Por eso, y porque Josefina es la primera mujer con posibilidades reales de ocupar la silla del águila, también porque no es la viuda ni la hija ni la esposa del dueño de la silla, porque la hemos visto a ella misma crearse las condiciones para lograr la oportunidad, despierta un entusiasmo inmediato en las mujeres, un poco más de la mitad del electorado, y también en ese sector de hombres progresistas solidarios con la lucha por la equidad, un sector cuya dimensión es aún un enigma y será revelada en la contienda.

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Incluso el género puede llegar a ser crucial. Imagínese el amable lector esta viñeta posible. Es un debate de los tres contendientes. Andrés Manuel, líder de las izquierdas, ataca al candidato del PRI: Usted ha protegido a corruptos. A Arturo Montiel. A Mario Marín. A Humberto Moreira. A Etcétera: una ralea de villanos.

El priista le replica alguna cosa, la verdad es que me resulta inimaginable qué pueda replicar ante lo evidentemente cierto y reprobable, y mientras ellos se atacan y contraatacan, Josefina, tras un tercer podio, a medio metro de distancia, con un vestido blanco, sonríe y sonríe a la cámara, cumpliendo un rol tradicionalmente femenino, conservar un polo de cordialidad en las disputas machas.

Y no adivino lo del vestido ni su color blanco ni la sonrisa y la cordialidad. Desde que se lanzó en pos de la presidencia hace medio año, Josefina, o su equipo de publicistas, o ambos, decidieron que vestiría siempre de blanco, símbolo universal de la paz, siempre de vestido, que la identifica claramente como mujer, que sonreiría perennemente, y que apalabraría una y otra vez que ella representa la cordialidad y la conciliación, esos valores en que las mujeres somos educadas.

El resultado neto del boxeo entre Andrés Manuel y Enrique Peña sería que Josefina es la garante de un México de paz. No poca cosa en un país con una vida pública empantanada por la discordia. No poca cosa en un territorio asolado por una guerra que es un moridero y una cotidianidad donde el espanto es una visita esperada.

Lo saben l@s expert@s en campañas políticas de mujeres. En vano es negar el género de una candidata. La clave del éxito es volverlo un positivo. Y el equipo de Josefina y ella misma han armado un personaje público en el que han vuelto atractivas sus características “femeninas”.


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Del equipo de Vázquez Mota salió la frase Mi gallo es gallina, Josefina. De su equipo salió otra frase, Trae las faldas bien puestas, frase acuñada originalmente por Rosario Robles. De su boca salieron las promesas de que nos cuidará a los mexicanos como ella ha cuidado a su familia y que administrará la economía como el gasto en su casa. En su cumpleaños recién festejado, de 51 años, se rodeó sólo de mujeres.

Y Josefina suele buscar oportunidades para hablar en mítines donde sólo hay mujeres, en donde con el micrófono en una mano, y golpeando el aire con la otra mano en puño, explica que es una guerrera y que sus acólitas lo son también, para culminar el discurso invitando a Las guerreras mexicanas a ganar conmigo la presidencia.

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Y, sin embargo, las mujeres y los hombres que deseamos la muerte por asfixia de la misoginia, debemos preguntarnos si la afirmación de Josefina es razonable. ¿Si gana ella la presidencia ganamos algo las mujeres?

Simbólicamente, sí. Ni duda. Pero más allá de lo simbólico, ¿qué ganamos las mujeres?

La trayectoria de vida de Josefina muestra a una mujer feminista para sí misma, pero no para otras mujeres. Me explico. Una mujer de la clase media que se propuso trascender los límites impuestos a su género por la cultura. Estudió en una vocacional del Politécnico y luego economía en la Universidad Iberoamericana. Se convirtió en conferencista y escritora motivacional. El azar le extendió un puente de plata cuando conoció al candidato Vicente Fox en campaña, ahí por el año 1999; ya presidente, Fox la habría de invitar a dirigir la Secretaría de Desarrollo Social para llenar la cuota tradicional de mujeres secretarias, dos, y a pesar de que Josefina ignoraba todo sobre el tema de la pobreza.

Josefina no se arredró ante su insuficiencia. La compensó formando un equipo de expertos. Sus subsecretarios y sus asesores fueron luminarias del tema de la pobreza, aunque hay que notar que ninguno fue mujer. En 2005 abandonó la Secretaría de Desarrollo Social para encabezar el equipo de campaña de su amigo y precandidato Felipe Calderón. Ahí fue arrinconada por el club de muchachos calderonistas, acusada de “ser poco agresiva” y “demasiado conciliadora”. Es decir, de ser mujer.

Resistió la humillación sonriendo y fue premiada por el nuevo presidente con la Secretaría de Educación, donde de nuevo se rodeó de un equipo de hombres, y si no emprendió una revolución educativa, sí quiso garantizar la calidad de los maestros del país y ha sido la única secretaria en 20 años que enfrentó a la líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Por ello fue removida por el presidente Calderón del cargo y trasladada al Congreso a dirigir la bancada panista.

En todo ello, Josefina ha ido aprendiendo a apoyarse en la simpatía espontánea que produce en las mujeres, y en ese sector de hombres progresistas. Los ha cortejado y cultivado como interlocutores, pero hay que decirlo de tajo: tratándose de beneficios concretos, a cambio no ha dado nada a las mujeres. Ni puestos en su equipo ni programas públicos específicos para mujeres.

La verdad es que de los tres candidatos actuales a la presidencia el más positivo para las mujeres ha sido Andrés Manuel, que siendo jefe de gobierno del DF formó un gabinete cuya mitad de puestos fueron para mujeres y cuya agenda de partido incluye varios programas feministas.

Es de esperarse, y ya en la contienda por la candidatura panista se evidenció: una buena parte de las electoras, las menos educadas y menos personalmente ambiciosas, probablemente se entusiasmarán con Josefina como candidata y sin mediar dudas le creerán aquello de que si gana ella todas ganamos. Gritarán Mi gallo es gallina, y también Soy esa guerrera, y votarán por ella sin reclamarle a su gallina alpiste para ellas.

Pero el voto razonado será otra cosa. Para convertir en votos la solidaridad espontánea que causa a las electoras informadas, las mujeres de la clase media, tendrá que convencerlas de que representa los intereses del género, y para convencerlas de ello tendrá que, verbigracia, de verdad representarlos.

Hillary Clinton llegó a la campaña por la candidatura a la presidencia de Estados Unidos precedida por una larga labor en pro de las mujeres. A ella las mujeres estadunidenses le debieron la lucha por el seguro universal de salud, varias secretarías de Estado concedidas en el mandato de su marido a mujeres sobresalientes y, ni más ni menos, la inclusión entre los derechos humanos que la ONU reconoce, del derecho a la equidad y a la libre determinación del propio cuerpo. No como ciegas, sino con los ojos abiertos, dieciocho millones de mujeres demócratas financiaron su campaña y votaron por ella.

Cristina Fernández de Kirchner en su primer mandato como presidenta amplió el piso de seguridad económica de las familias, lo que le valió en las siguientes elecciones los votos de una mayoría aplastante de las amas de casa argentinas y, por cierto, de sus familias.

Para que su solidaridad instantánea se vuelva una adhesión de largo aliento las mexicanas del voto razonado observarán qué ganancia, en concreto, les ofrece Josefina, si gana. Sólo una plataforma explícita pro mujer podrá disipar la sensación de que su feminismo ha sido un asunto personal y no político. Y también observarán cuál es su proyecto de país, que hasta ahora es un enigma. La afirmación es de la politóloga Denise Dresser.


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Me lo confía un gobernador josefinista: “Lo bueno de nuestra candidata es que no representa nada. Que es la lámina en blanco donde cada quien puede proyectar sus esperanzas”.

Una semana más tarde, me siento ante Josefina para entrevistarla. Llega vestida de blanco, llega sonriente, y baja la voz y sin dejar de sonreír me dice varias cosas que me impactan. Eso off the record. Ya encendidas las cámaras, no me dice nada que ahora pueda recordar. Su discurso es un goopie que se me resbala de las manos. Una espuma de sonrisas que se diluye en una sensación de empatía burbujeante pero sin contornos.

¿Continuarás la guerra de Calderón? Sí, porque esto y lo otro. ¿Cómo elevarías el Producto Interno Bruto de México? Bueno, soy mujer y sé lo que padecen las familias. ¿Y qué harás con la necesidad de seguridad de la gente? La gente, Sabina, necesita esperanza.

Se apagan las cámaras, baja la luz en el estudio, Josefina se acoda en sus rodillas y me vuelve a decir, baja la voz, cosas que me importan, me preocupan o me sorprenden, y aún hoy recuerdo, pero como me las dice off the record no puedo publicarlas.

Hasta acá he escrito que ser mujer beneficiará a la candidata del PAN. Agrego ahora que en otra medida podría dañarla: en la medida que Josefina también encarne un defecto tradicionalmente asociado a lo femenino. La falta de autoridad e independencia intelectual para formular un proyecto propio.

La falta de un proyecto independiente al del presidente Calderón le sirvió a Josefina en las elecciones internas del PAN. Ofreció programas, mejoras, enmiendas, no algo más amplio, una visión de país, menos un camino para realizar la visión. En las elecciones nacionales, ser percibida como la mujer del presidente le heredará el descontento de la población con la guerra, pero acaso de mayor consecuencia, volverá dudosa su capacidad para gobernar.

No se gobierna con recetas de cocina, protestó una diputada priista, en la vanguardia del ataque de su partido al uso del género por parte de Josefina. Un gobierno maternal, nombró un analista político la propuesta que abstrae de la retórica de espuma de la candidata.


Es paradójico. Más que los hombres contendientes, la señora Vázquez Mota tendrá que desarrollar una retórica que demuestre la autoridad intelectual que el prejuicio le disputa. Y pronto, antes que sea tarde, deberá trazar ante mujeres y hombres un proyecto de nación que la muestre como estadista.


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Sería tonto aventurar vaticinios en marzo de una elección que será en julio. Mucho puede suceder entre hoy y entonces, y de seguro mucho sucederá. Tres cuartos de guerra trabajan en eventos para decidir nuestro voto.

Pero a la pregunta de si el voto de las mujeres será importante en esta elección, hay que responder que podría ser decisivo. Las mujeres somos un tanto más que la mitad de la población. Pero será decisivo siempre y cuando Josefina quiera/sepa/pueda articular un discurso que las convenza de que con ella, ellas ganan.

Y el país también.

Sabina Berman.
Escritora, dramaturga y ensayista. Su más reciente libro es La mujer que buceó dentro del corazón del mundo.

Mi artículo de esta semana en la revista Proceso.

 

Calderón y la Providencia

Calderón en Washington. Foto: AP
Calderón en Washington.
Foto: AP
MÉXICO, D.F. (Proceso).- El pasado lunes 23, en la biblioteca del Congreso de Estados Unidos en Washington, el presidente de México reveló al mundo que la Providencia lo había puesto en su cargo para combatir al crimen organizado.
Un historiador de finales de este siglo tendrá que tomar en cuenta a esa agencia de Dios, la Providencia, para recontar la guerra que hoy seguimos viviendo y sus hechos de espanto. Las cabezas rodantes, los cadáveres encajuelados, la caravana de viudas, huérfanos y padres de hijos muertos recorriendo de luto las carreteras, los narcos tumbados en tapetes de lujo embadurnados de sangre y billetes de 500 pesos, los más de 150 mil ciudadanos desplazados de pueblos convertidos en pueblos fantasmas, donde sólo el viento recorre las casas desiertas.
La Divina Providencia: la agencia por la cual el Dios que está en las alturas metafísicas ejerce en la Tierra la lucha del Bien contra el Mal. La definición es de un santo, Tomás de Aquino.
Sin el concepto de la Providencia, nuestro supuesto historiador finisecular sencillamente no haría sentido de los números crudos de esta guerra y sobre todo de las decisiones que los han causado. Para empezar la decisión de su lanzamiento.
Discutida en el interregno de la anterior presidencia y la actual, mientras la capital del país se encontraba paralizada por las huestes del candidato perdedor de la contienda electoral, los colaboradores más íntimos de Calderón carecían de información suficiente para llegar a una decisión sensata, simplemente porque entonces la información nunca había sido recabada. No sabían cuántos eran ni en dónde estaban los enemigos, desconocían el tamaño de sus arsenales y sus fortunas, sólo intuían que las policías se hallaban infiltradas y que el Ejército tendría que librar la guerra. Las afirmaciones me las hizo un testigo presencial de aquellas reuniones, el entonces ya designado secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña.
Así que lo que el Cisen no aportó al núcleo íntimo del presidente para la toma de la decisión, lo aportó la Providencia: la certeza de que era una guerra donde el Bien triunfaría sobre el Mal.
Al cabo del año 3 de la guerra, 125 líderes del crimen y más de 6 mil sicarios se habían sustraído de su actividad, y sin embargo el número anual de los muertos no disminuía y la violencia se había recrudecido y esparcido por ciudades antes relativamente pacíficas. La ecuación supuesta por el presidente era la inversamente contraria: a menos capos, más paz. ¿Qué demonios podía estar ocurriendo?
La pregunta no se la hizo el presidente, pero sí un investigador, Eduardo Hidalgo, quien armó con su propio dinero un observatorio de las cifras de la guerra y su localización geográfica, y un año más tarde ofreció una hipótesis en la revista Nexos. Con cada capo abatido, se desestructuraba un cártel: fragmentado en pandillas, las pandillas se enfrentaban rompiendo todos los códigos previos, para lograr con una crueldad ciega la hegemonía territorial. Los hechos confirmaron lo publicado por Eduardo Hidalgo. Muerto Arturo Beltrán Leyva, mandamás del narco en Morelos, en el estado la violencia se disparó como nunca antes. Capturado el capo mayor de Acapulco, La Barbie, el puerto se convirtió en un campo de batalla de adolescentes asesinos.
También en su año 3, algunos hechos vinieron a perturbar la fe, ya no la eficacia de la guerra, sino la misma creencia de que esta era una guerra del Bien contra el Mal. Para empezar, los muertos inocentes cobraron identidad. Los ciudadanos de bien abatidos en fuegos cruzados, ultimados por soldados intoxicados o prepotentes en estado natural, o asesinados por criminales, empezaron a nombrarse a sí mismos como víctimas de la guerra.
El presidente los desconoció en un primer momento. Famosamente los llamó daños colaterales y después empleó una metáfora desafortunada en donde parecía aludirlos. “Cuando se limpia la casa, el polvo sale por las ventanas”.
Otro trastorno semántico ahondó la discordia entre el presidente y la población civil. En una de las primeras reuniones de víctimas con el presidente, en Tijuana, las mujeres asistentes empezaron a llamar, así como si nada, a la guerra “su guerra, presidente”, dando a entender que no era la de los civiles. ¿Qué nos aquejaba a nosotros los civiles?: nos lo empezamos a preguntar un par de columnistas. El homicidio, el robo, la extorsión, los secuestros, cometidos, sí, por bandas criminales, pero no el tráfico de droga ejecutado por la élite de los cárteles y rigurosamente controlado con tecnología de punta por los capos. La distinción, más la creciente evidencia de que la captura y asesinato de capos esparcía la violencia, llamaba claramente a un cambio de objetivo en la guerra.
De nuevo, sólo la Divina Providencia pudo eclipsar en el presidente Calderón una conclusión en la que buena parte de la opinión pública coincidió.
Para el año 4, el entonces secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, reveló un dato. Según declaró, nadie había ofrecido al gobierno alternativas a una guerra frontal contra el narco. Ese nadie era para entonces bastante extenso, ruidoso y transnacional: Congresistas, gobernadores, investigadores, expresidentes del continente, columnistas mexicanos y estadunidenses, activistas sociales, víctimas de la guerra, habían propuesto una lucha contra el crimen con una estrategia menos bélica y más compleja.
Legalizar la mariguana para colapsar los recursos económicos de los cárteles; un tratado con Estados Unidos para impedir la compra de armas en sus armerías de la frontera; medidas severas contra el lavado del dinero; enjuiciamiento de los funcionarios coaligados con el crimen: para empezar a nombrar las numerosas propuestas que circulaban. Así como tres propuestas de mayor calibre que articuladas cambiarían la guerra contra el narco por una guerra por la paz: implantar el respeto a la ley, dar autonomía real al sistema judicial y crear una nueva policía honesta.
Lo revelador del dicho del entonces secretario de Gobernación es que en los salones de juntas de la Presidencia de la República todas esas voces sumaban nada, cero, nadie. Es comprensible: era pura palabrería humana incomparable con la voz divinamente autorizada de la Providencia.
Hay quien duda de la sinceridad de las palabras del presidente Calderón. No es mi caso. Creo que en la biblioteca del Congreso de Estados Unidos el presidente Calderón afirmó su convicción. La Providencia lo colocó en el lugar preciso para librar una guerra contra el mal del narcotráfico. Es por ello que igual creo que debe impedirse que las clases de religión se impartan en las aulas mexicanas.